Somos vuestras compañeras, aquellas con las que compartís asambleas, lucha, calle, ideas, piquetes, noches, tardes, años…
Somos las que siempre han estado al lado vuestro en cada conflicto, en cada golpe represivo, luchando siempre juntos/as por todos y todas, para construir un mundo de igualdad y horizontalidad.
No somos un coño grande o estrecho para vuestro disfrute
No somos un cuerpo bien adornado o mal para que os deleiteis
No somos un par de tetas para que miréis en la asamblea
No somos unas putas “que se han tirado a medio sindicato”
No somos unas histéricas ni unas dramáticas por defender los acuerdos y lo que pensamos con vehemencia tal y como vosotros hacéis
No estamos detrás vuestra, sino al lado
No somos el objeto para que os desquitéis de vuestras frustraciones
Tenemos opinión propia, voz propia, no tiene por qué ser idéntica a la de nuestros compañeros. Y tenemos la fuerza y el carácter para hacerla oir.
No somos el estigma de la vergüenza
No somos algo que mostrar para avalar la paridad y el supuesto feminismo del sindicato
Estamos hartas de que reafirméis y legitiméis la dominación masculina sobre nosotras, de ir descubriendo poco a poco el maltrato y la manipulación que habéis ejercido sobre nosotras.
Estamos hartas de que otras compañeras nos traten como enemigas criticándonos en base a la visión masculina de la mujer y reforzando con ello el patriarcado utilizándonos.
No somos unas locas, ni somos más débiles ni más frágiles, hemos sufrido la opresión del patriarcado desde que nacimos, hemos tragado con él muchas veces para ganarnos vuestra aprobación. Incluso lo hemos reforzado muchas veces con nuetras acciones.
No vamos a tragar más con la sumisión. Ni la obvia, que hasta vosotros reconocéis como tal, ni la que no resulta tan obvia cuando no la has sufrido, cuando no has experimentado las heridas que provoca. Da igual que lo entendáis o no, podéis luchar con nosotras por una igualdad real o tratarnos como las locas pesadas: da igual, seguiremos luchando, porque todo cambio social estuvo tachado al principio de locura y todo/a revolucionario/a fue tachado en algún momento de demente. Es lo que le ocurre a aquellos/as que se salen de la norma. Y el patriarcado es norma al parecer también en los círculos y organizaciones suestamente revolucionarias.
Ni somos unas putas, ni vamos a ser sumisas. Nos seguiremos viendo en la lucha, pero ahora seremos ruidosas y combativas también por nuestra lucha, por la liberación total de toda opresión y el fin de toda forma de autoridad.